Martín Llaryora y Luis Juez siempre tuvieron una relación complicada y que transitó por los caminos de la competencia, la desconfianza y los recelos. Siempre fue así y esa situación se profundizó durante la última campaña electoral, tras la cual el sanfrancisqueño ganó la elección y se convirtió en gobernador relegando por apenas tres puntos al senador nacional, quien tardó en reconocer la victoria del PJ lo cual enervó los ánimos del triunfador.
Eso es historia conocida sobre la cual se ha escrito con diferentes enfoques, pero con una base más o menos común: casi nunca hubo buena relación, más bien todo lo contrario. “En el acto de asunción, los juecistas nos recibieron con carteles críticos. Y eso que fue el primer día”, protestan los llaryoristas con cierto desdén.
Lo cierto es que hubo un hecho muy singular que estuvo cerca de quebrar esa historia plagada de desencuentros, aunque hoy, vale la pena afirmarlo sin vueltas, Llaryora y Juez atraviesan el peor momento en su relación desde que el exintentende de Capital llegó a la poltrona mayor del poder provincial.
Cuando se filtraron las aspiraciones presidenciales del recién asumido gobernador se dieron contactos reservados, según confirmaron a PERFIL CÓRDOBA dos calificadas fuentes juecistas. Como contrapartida, desde el Centro Cívico, otros dos importantes referentes con rango de ministro no confirmaron la versión pero tampoco la negaron, lo cual permite inferir un grado de verosimilitud en las primeras afirmaciones.
“Con Luis no se pueden hacer acuerdos porque jamás te los cumple. A vos te dice una cosa y después va a un programa de televisión y tira todo por la borda”, indicó uno de los compañeros de ruta de Llaryora. ¿Habrá pasado algo así?
En ese supuesto acuerdo, se pactaba un tiempo de no agresión y de convivencia pacífica y las partes se comprometían a no lanzar cuestionamientos públicos. Cuando se habló de este supuesto consenso arreciaban los trascendidos que daban cuenta de la escalada nacional de Llaryora. Los juecistas afirman que el senador se comprometía a no desmarcarse pero pedía consensuar algunos temas clave para la provincia, como por ejemplo el nombramiento de la vacante del Tribunal Superior de Justicia o el Defensor del Pueblo de Córdoba, entre otras cuestiones de relevancia pública.
Monseñor Ángel Rossi: “Córdoba no tiene casinos, pero le ha puesto un casino a cada pibe en su celular”
¿El obispo se demoró?
“Es gravísimo el juego porque es lucrar con la debilidad de la persona, es cuando a la persona en vez de ayudarla, la usás, porque usás su debilidad”, señaló el obispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi, en lo que significó un nuevo frente de conflicto cuando se cerraba la semana pasada y que Llaryora no esperaba.
El prelado habló luego que la comisión nacional de Pastoral Social de la Iglesia emitiera un duro comunicado sobre los flagelos que provoca el juego online en la sociedad, especialmente en los más vulnerables y en los más jóvenes.
Rossi se subió a ese carro y no ahorró cuestionamientos al traer el hecho a Córdoba. En ese sentido, opinó que el Gobierno “puso un casino en el teléfono de cada pibe”, al aludir al gravísimo problema que azota a los sectores juveniles de las clases media y baja. Fuentes eclesiásticas aseguraron que son cada vez más serios los problemas de ludopatía entre los adolescentes que concurren a escuelas vinculadas a la Iglesia.
También cargó contra las autoridades por la sanción de la ley que habilita el juego online y puso en tela de juicio el accionar de los legisladores de la oposición que defendieron el proyecto, entre ellos Orlando Arduh y Darío Capitani, que luego de elevar la iniciativa y votarla, obtuvieron cargos en el gobierno tras el cambio de autoridades. El radical está en el ministerio de Gobierno y el representante del PRO fue designado al frente de la Agencia Córdoba Turismo.
Rossi pegó duro, aunque al hablar de los legisladores de la oposición no los llamó por sus nombres. Hay que decir que el prelado, cuando se trataba el proyecto, también lo había criticado pero el hecho fue considerado aislado por quienes no lo comparten.
En tanto, Juez –quien hace unos días se entrevistó con Rossi– dijo a través de voceros que la palabra de Rossi puede resultar tardía “porque el daño ya está hecho”. En ese sentido, los juecistas y buena parte de la oposición desplegaron acciones críticas y esperaban una acción más contundente de los eclesiásticos. “La Iglesia tiene sus propios tiempos y nadie le va a decir cuándo tiene que opinar y cuándo no”, indicaron voces vinculadas al clero cordobés.
Este frente abierto es utilizado por algunos opositores para lanzar duros embates contra la administración llaryorista. Por ejemplo, el tema es utilizado como un caballito de batalla por la titular del intebloque de legisladores de Juntos por el Cambio, Alejandra Ferrero, a quien se sumaron otros parlamentarios del sector.
Lo cierto es que después de la ofensiva de la Pastoral Social, en el Centro Cívico pensaban que todo había terminado ahí. Sin embargo, apenas horas después vino el mandoble de Rossi. A algunos todavía les están contando.
Schiaretti, de regreso
Finalmente, el exgobernador Juan Schiaretti volverá a los escenarios nacionales ya que asistirá al acto para evocar la tragedia de la Amia, ocurrida el 18 de julio de 1994.
Esto significará el retorno del exgobernador a la arena política, donde busca avanzar para generar un espacio político de centro junto a referentes del justicialismo no kirchnerista y de otros partidos políticos. El acto se realizará en las proximidades del edificio donde ocurrió el cruento ataque, en la calle Pasteur al 600 en la ciudad de Buenos Aires. En el entorno del exmandatario indicaron que a partir de ahora Schiaretti comenzará a opinar sobre temas de gestión a nivel nacional y también ratificará su alianza política con su sucesor, Martín Llaryora.
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