“Se produjo una paradoja. Javier Milei dijo que había que hacer alianzas para destruir al kirchnerismo y, al menos hasta ahora, solo logró destruir al PRO y al radicalismo”, se quejó un viejo dirigente de la Unión Cívica Radical. El partido atraviesa un momento de incertidumbre y, después de un año de internas salvajes, todos coinciden en que en 2025 perderán fuerza en el Congreso. Mientras un sector dice que es hora de un relanzamiento y promete novedades para mediados de febrero, los “radicales con peluca” festejan porque creen que fueron la punta de lanza del giro al oficialismo y que quedaron mejor posicionados que el macrismo para negociar.
Por ahora, en el radicalismo cada cual atiende su juego. En 2025, en la Cámara de Diputados de la Nación, el bloque que conduce Rodrigo de Loredo renovará 14 de sus 20 bancas y los radicales del bloque Democracia Para Siempre, conducidos por Pablo Juliano, 9 de 12. En la Cámara alta, de un total de 13, 4 senadores cumplirán su mandato.
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Los pronósticos de todos los dirigentes consultados por PERFIL son malos. Un asesor del radicalismo en Diputados especuló: “El bloque de Rodrigo, con suerte, quedará con 11 bancas y el de los otros con 5 o 6. La reducción va a ser drástica”. Un radical que celebra la amistad con Javier Milei fue por más: “Yo creo que los de Democracia Para Siempre se extinguen”.
La situación en el Senado será menos catastrófica, pero en términos políticos tendrá relevancia: uno de los dirigentes que cumple su mandato en 2025 es Lousteau, el presidente del partido a nivel nacional, quien atraviesa una interna feroz interna con buena parte de sus correligionarios. Después de un año con altísima exposición, el dirigente decidió “guardarse” durante enero y entre los suyos dicen que se debe esperar. “Hay dirigentes, como Cornejo o De Loredo que plantearon abiertamente que quieren un acuerdo con el Gobierno, algo que no tiene que ver con la historia del partido. Pero falta y se irá viendo qué pasa en cada distrito”, sostuvieron sus allegados.
Radicales mileístas y el fantasma de una ruptura
Hasta hace poco, se repetía que la UCR estaba dividida en tres: el grupo de los “radicales con peluca”, con Martín Campero a la cabeza, que se posicionaron a favor de Milei durante todo el 2024; los radicales “amigables con el Gobierno”, entre los que estaban el cordobés De Loredo y los cinco gobernadores radicales, quienes por diferentes motivos acompañaron buena parte de las iniciativas oficialistas aunque se esforzaron en, al menos, simular algunas diferencias; y los radicales opositores, referenciados con Lousteau y Facundo Manes, que rompieron el bloque en Diputados.
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Sin embargo, tanto los dirigentes alineados con Lousteau como los “radicales con peluca” reconocen que a esta altura, la línea intermedia desapareció. “Hubo una oportunidad cuando se trató la reforma previsional o el veto universitario de revivir lo que fue Juntos por el Cambio, pero se perdió. A nivel nacional, el partido tomó un rol de oposición muy fuerte que no fue bien recibido por la ciudadanía. Los gobernadores intentaron morigerar las posturas más determinantes y tampoco dio resultado. Y la gente hace un análisis binario: o kirchnerismo o Milei”, se lamentó un legislador que a lo largo de todo el 2024 intentó equilibrar posiciones entre los “dos bandos”.
Para el grupo que lidera Campero, el 2024 fue de ganancias: encabezaron la defensa de Milei siendo cinco legisladores y, dicen, terminaron el año con los intermedios alineados a su pensamiento. “Ellos estuvieron especulando porque no querían quedar pegados al Gobierno por si a La Libertad Avanza le iba mal. Ahora te lo dicen en estos términos: ‘Ustedes van a 200 kilómetros por hora y nosotros a 80, pero vamos todos en la misma dirección’”, cuenta un radical con peluca.
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Sus adversarios reniegan: dicen que el giro oficialista no es más que oportunismo y que se están vapuleando todas las banderas históricas de la UCR. “Tengo muchas dudas sobre si las identidades partidarias explican cómo se va a ordenar la oferta electoral de este año y la construcción de alternativas”, reflexionó un radical de la línea “progre”. Para el dirigente, la elección de 2023 demostró que los partidos tradicionales no responden a las demandas ciudadanas y dijo que es hora de “repensarse”.
Desde hace meses circula la idea de que los radicales que se ubicaron en la oposición al Gobierno están trabajando en una construcción política amplia con dirigentes que no sean radicales. “Va a haber novedades en 20 días. A mediados de febrero. Pero sí, se está trabajando”, respondieron desde ese sector sin mayores precisiones.
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Sin embargo, aclaran: “A Facundo y Martín se los asocia porque han compartido posiciones similares, pero son cosas completamente distintas. Sobre Lousteau se descargó un arsenal de operaciones por haber intentado quedarse con la Ciudad de Buenos Aires. Facundo tiene otra estrategia porque proviene de un territorio complejo donde tiene clavadas las garras la expresidenta y donde debe lidiar con otras internas. Él está pensando en algo por fuera de la política tradicional”.
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La idea de que en 2025 se definirá la estrategia del radicalismo de acuerdo a cada distrito está instalada. Uno de los primeros en tomar la posta fue el senador Maixmiliano Abad, que convocó a dirigentes nacionales, provinciales y municipales a una reunión en el Club Quilmes de Mar del Plata para el próximo 24 de enero. El objetivo es comenzar a organizar la estructura.
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En la provincia de Buenos Aires, el distrito más importante en cantidad de electores, la línea de Abad está enfrentada con la de Manes y, paradójicamente, cada uno tilda al otro de “kirchnerista”. En el entorno del neurólogo dicen que el senador tiene una alianza con La Cámpora y que “juega una danza de seducción permanente con el gobierno nacional”. Los otros responden de la misma manera: “Son los radicales K que están jugando a favor de Axel Kicillof”.
La suerte de la UCR está atada a lo que las autoridades partidarias de cada provincia considere. “En algunos lugares el radicalismo va a jugar con el kirchnerismo y en otros con Karina Mieli”, dijo sin vueltas un asesor.
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Los “radicales con peluca” tienen su propia estrategia. Nadie imagina que en el cuarto oscuro haya una boleta acordada en términos oficiales, pero sí hablan de acuerdos y “subenganches”. Lo explican así: si Lisandro Catalán quiere ser diputado nacional por Tucumán, serán ellos mismos quienes le allanen el camino. ¿A cambio? En las provincias donde La Libertad Avanza no tenga un referente con tanto peso, pedirán por los suyos. “El ejemplo puede ser Martí Arjol, que nunca dejó de defender a Milei en público y en Misiones, al menos por ahora, no hay algo tan fuerte. Entonces, te doy Tucumán, pero dame Misiones. Y hay algo que es lógico: si ellos tienen a alguien, uno tiene que aceptar porque son el Gobierno y ya va a haber momento para discutir otras cosas”, agregan.
El rol de los gobernadores radicales
La UCR tiene cinco gobernadores: Alfredo Cornejo (Mendoza), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco). En términos generales, los mandatarios mantuvieron una posición similar: sin grandilocuencias ni estridencias, acompañaron el primer año de gestión de Milei. Nadie los cuestiona. En los diferentes radicalismos hablan de la dependencia económica de las provincias y de la “responsabilidad de gestión”.
Sin embargo, entre los cinco hay matices. En uno de los extremos está Cornejo, quien ve con buenos ojos una alianza con La Libertad Avanza, aunque también recibe cuestionamientos de su sector. “Tiene tantas ansias de ser presidente de la Nación y de liderar a todos que le cuesta sentarse solo en la mesa de negociación. Eso demora la estrategia, pero sin dudas está en la misma línea”, dice un dirigente radical devenido en mileísta.
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En una posición diferente está Pullaro. “La suya es una posición realmente difícil porque se encuentra ante el dilema de elegir entre el tipo que lo ayudó a ser gobernador desde el llano, Lousteau, contra lo que le pide el electorado. Pero es astuto y se va a encargar de provincializar la elección”, agrega la misma persona.
Sea esa la razón o no, lo cierto es que mientras que en la dirigencia radical a nivel nacional se repite la pregunta sobre cuál es el posicionamiento de Pullaro, en Santa Fe repiten que está enfocado en la gestión, destacan que su administración funciona como una verdadera coalición en la que convive la UCR, el PRO, la Ucedé y referentes santafecinos de Juan Schiaretti.
«Acá se defienden los intereses locales. Hoy, por ejemplo, sucedió la reunión de los gobernadores de la Región Centro para reclamar por la eliminación de las retenciones. En ese punto se podría decir que hay diferencias con el gobierno nacional, en la defensa del campo y la producción. Pero también hay coincidencias, como la búqueda de un Estado más eficiente y el déficit cero», agregan en su entorno.
El gobernador santafecino parece desentornar en un momento te interna salvaje y repite que mantiene diálogo con todos los sectores. Más allá de él, el radicalismo espera y especula.
Publicado en Perfil