“¿Viste El Padrino?”, pregunta uno de los dirigentes de mayor confianza de Javier Milei cuando este medio lo consulta sobre el vínculo entre el Presidente y Victoria Villarruel. Se adelanta a la respuesta y grafica una escena de la primera película en la que Vito Corleone le advierte a su hijo y heredero la manera en la que será traicionado por uno de los suyos. En el Gobierno no saben cuándo, pero ya saben quién. “En algún momento la traición llegará”, dicen sobre los movimientos de la vicepresidenta. También conocen el porqué y detallan que tiene que ver con aspiraciones políticas personales que solo tienen futuro si la gestión del libertario fracasa.
En la Casa Rosada aseguran conocer “todas las reuniones” que mantuvo hasta acá la vicepresidenta. No apuntan a algún encuentro con Mauricio Macri: “Eso no nos preocupa, él nos avisa a nosotros. Nos preocupan otras”, dice este funcionario. Y agrega más: que aún hay un plan para ocupar la Casa Rosada. Pero lo dice ya con un tono de despreocupación: “Igual querían que estalle en marzo, insisten, pero ya se tienen que ir dando cuenta de que no nos vamos a ningún lado”.
El vínculo entre el Presidente y su compañera de fórmula no tiene retorno. En el entorno más íntimo del Presidente cuentan que las diferencias más fuertes comenzaron cuando La Libertad Avanza ganó el balotaje. “Pidió cosas que no le correspondían y cuando se le dijo que no, buscó presionar de una manera que tampoco corresponde”, dicen desde Balcarce 50 no solo por los lugares en Seguridad y Defensa. También hizo movimientos por la ahora SIDE (ex AFI). Desde entonces, todo empeora y el whatsapp entre el jefe de Estado y la vicepresidenta lleva ya un mes inactivo.
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Una semana atrás, Victoria Villarruel había sido invitada de apuro a la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas. En la Rosada aseguran que decidió no ir cuando se enteró que, por jerarquía, no estaría en la primera fila. “Es raro que siendo vicepresidenta no le corresponda ese lugar. Siempre que Karina puede, la corre”, responden desde el Senado.
Su principal adversaria interna es Karina Milei que, por la vicepresidenta, creó la norma “anti-Villarruel” para dejarla afuera de las reuniones de gabinete de la Casa Rosada. Cuando la secretaria General de la Presidencia se dio cuenta de sus llegadas tardes impuso cerrar las puertas a las 9 AM en punto. Una vez no pudo ingresar y desde entonces se ocupó de llegar cinco minutos antes. A la última reunión no fue y en su entorno descreen que vuelva a ir, salvo que desde la Rosada aparezca una bandera blanca. No parece ser la intención del Presidente, quien ayer se despegó de la visita de los diputados a los genocidas y dejó abierta la posibilidad de que su vice esté detrás.
Publicado en Perfil