En un discurso de una hora y cuarto, Cristina Kirchner reapareció en su primer mensaje público en la gestión de Javier Milei, cuestionó el superávit fiscal conseguido por el actual gobierno, advirtió que la “gente se está cagando de hambre” y se metió en la interna peronista.
De entrada, comenzó con la crítica al superávit fiscal que tanta gala hizo el Presidente por cadena nacional el lunes.
“No le pagaste a Cammesa, es como si en casa no pagás la luz, no tenés superávit”, lanzó Cristina en el acto por la inauguración del microestadio Néstor Kirchner en Quilmes y en conmemoración de los 21 años de la elección de 2003, que llevó a Néstor a la presidencia.
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“¿Por un trimestre, hazaña histórica? Nosotros tuvimos varios años”, chicaneó la dos veces presidenta y recordó que hubo superávit fiscal bajo su mandato y el de Néstor Kirchner entre los años 2003 y 2008.
También volvió a insistir que el problema de la Argentina no es fiscal sino la escasez de dólares, lo que tensiona la economía, algo que ya planteó en el documento que difundió a través de sus redes el pasado 14 de febrero titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda. Cuadro de situación”.
“Creer que en la República Argentina el problema es el déficit fiscal es no entender el país, la economía y el mundo. Cuando hay que pagar y no hay dólares, se cae la Argentina, es la historia de los últimos cuarenta años”, sostuvo la exvicepresidenta.
Después siguió con los dardos hacia la actual gestión de Milei y planteó que el mandatario tiene “legitimidad de origen” pero necesita construir “legitimidad de gestión”. “Te puede votar el 60%, pero si la gente se caga de hambre y aumenta la desocupación, de qué sirve”, lanzó Cristina.
Acto seguido, realizó una comparación entre la gestión anarcocapitalista de Javier Milei y el gobierno neoliberal de Carlos Menem.
A diferencia de Menem, que tuvo un plan de estabilización que fue la convertibilidad, en la concepción de Cristina, Javier Milei carece de un programa y se trata solo de un proyecto de ajuste.
“Se está desarrollando una economía extractivista, llevarse todo sin valor agregado, es precapitalista. Me hace acordar al Virreinato, que se llevaban todo, es un anarco-colonialismo”, dijo.
Interna. Respecto a la interna en la oposición, dijo que al movimiento nacional lo integran “peronistas no kirchneristas” y “kirchneristas no peronistas”.
“Y también peronistas como yo, que toda la vida fui peronista pero me llamo Kirchner, qué le voy a hacer, sé que hay gente que le molesta pero no pienso sacarle el nombre a nadie”, deslizó como respuesta ante algunos reclamos que se elevan dentro del espacio hacia su figura.
“En 2019 nos eligieron porque se acordaban cómo habían estado hasta 2019. El problema fue cuando alguno pensó que nos habían votado por los buenos modales. No me jodan con los modales, que al lado de este presidente soy la condesa de Chikoff. Cuando pensás eso y dejás de lado todo lo otro, terminamos como terminamos. Me hago cargo, no esquivo el bulto, pero siempre voy de frente: no soy de las que tiran la piedra y esconden la mano”, continuó con las referencias a la interna dentro del espacio y en referencia a aquel gobierno del que fue vicepresidenta.
“Hay mucho burro suelto y unos cuantos vivos que aprovechándose de esa burrez instalan cosas que no son. No podemos salir a la bartola y salir a los canales de TV a putear a un compañero. Vayan a hablar de lo que le importa a la gente”, manifestó Cristina respecto a los cruces públicos entre dirigentes peronistas.
“Hay que dejar de salir a discutir pelotudeces”, reclamó.
Tras terminar el acto, llegó la respuesta interna. Juan Zabaleta, exintendente de Hurlingham y ministro de Desarrollo Social; y Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría, escribieron en sus redes sociales “otra vez sopa”, en referencia a lo que fue el discurso de Cristina.
Publicado en Perfil